Legenda o Chuchuhuasi -ESP

23.05.2022

La mágica curación del árbol del Chuchuhuasi

La mitología de la selva está íntimamente unida con el alma de los árboles y las plantas, que otorgarán sus propiedades curativas a quien de verdad tenga el corazón puro y pida sus favores sin buscar otro beneficio que no sea el de la sanación del cuerpo.

Cuenta la leyenda que entre los nativos Cocamas había desaparecido el hijo del curandero de la aldea. La desaparición de un miembro de la tribu era algo bien extraño a no ser que fuera llamado por alguna divinidad de la selva, y los habitantes de la zona se preguntaban qué podía haber pasado. Los Cocamas se apiadaron del curandero, que triste no dejaba de buscar a su niño en cualquier rincón del bosque. Buscaba y buscaba, pero no aparecía, hasta que sus ojos finalmente se secaron de tanto llorar. Pasaron los días, y junto a la humilde cabaña del curandero comenzó a crecer un árbol. Y tanto creció con el paso del tiempo que pronto superó a todos los que había a su alrededor. Estaba grande y orgulloso junto a la cabaña, dándole su sombra y su protección a diario durante las calurosas jornadas que azotaban la selva.

El sol, que asomaba cada mañana por el este, bañaba su lado derecho al amanecer y cuando se ponía tras el poniente, acariciaba dulcemente su lado izquierdo. Una noche el espíritu del árbol se apareció ante el curandero en sueños y éste quedó petrificado. "¿Es la voz de mi hijo la que habla?", pensó, "Es este árbol el alma de mi hijo querido y perdido hace tanto tiempo atrás?".

Escuchaba atentamente en sueños la voz de su hijo que le decía: "Padre, estoy aquí para ayudarte, nunca desaparecí, siempre estuve aquí a tu lado". El curandero abrió los ojos en la noche con una gran emoción en su pecho. ¡Cómo no se dio cuenta antes! El mensaje que estaba recibiendo eran las palabras de su hijo que le estaba dictando: "Padre, escucha. Toma de mí el lado chuchu, el lado bañado por el sol saliente; y toma de mí el lado huasi, el que es acariciado por el sol de poniente. Macéralos solo así... primero el uno y luego el otro, juntos serán tu tesoro. 

Con eso podrás curar a muchos y darás alegría a muchos más". Su hijo le estaba diciendo que si seguía su secreto podría ofrecer el bien a los habitantes de su aldea y las comunidades vecinas. Las semillas del Chuchuhuasi se extendieron por la selva, y el curandero sigue curando junto a su hijo, para todos aquellos que crean en el poder del espíritu del árbol.