Legenda o kakau -ESP

09.10.2022

Cuenta la leyenda que Quetzalcóatl, dió a los toltecas los granos del cacao. Lo que el dios quería era tener a su pueblo bien alimentado y de esa manera poderse dedicar completamente a ser mejores hombres, estudiosos, sabios, arquitectos, artistas y artesanos.

Quetzalcóatl robó el árbol del cacao del paraíso en donde vivían los dioses y plantó el pequeño arbusto en Tula.

Quetzalcoatl

Ya que plantó el pequeño arbusto, le pidió al dios del agua, Tláloc, que enviara lluvia a la tierra para que la planta se pudiera alimentar y crecer.

Después fué a visitar a Xochiquetzal, diosa del amor y la belleza y le pidió que le diera al árbol flores hermosas. Con el tiempo la planta floreció y dio frutos de cacao.

Quetzalcóatl entonces les enseñó a los toltecas como tostar los granos, molerlos y después batirlos con agua para así obtener una rica bebida que el día de hoy conocemos con el nombre de chocolate.

Los toltecas se convirtieron en hombres poderosos gracias a la bebida tan sabrosa y energética.

Pero cuando los dioses supieron todo lo que habían logrado los toltecas gracias al chocolate, que Quetzalcóatl les había robado, su ira y la envidia que sintieron fue tan grande que juraron vengarse de Quetzalcóatl y de los toltecas, ya que ellos no podían tolerar que una bebida de dioses fuera consumida por ellos.

Al pasar los días, Tezcatlipoca, enemigo de Quetzalcóatl, se transformó en un comerciante de pulque. Éste se acercó a Quetzalcóatl y le ofreció pulque, asegurándose que esta bebida de tan buen sabor, le podía quitar cualquier malestar o pena que tuviera.

Quetzalcóatl creyendo en el comerciante, tomó el pulque y se emborrachó.

Al día siguiente despertó y al darse cuenta de lo que había sucedido, se sintió avergonzado y humillado por haberse emborrachado y por la envidia y venganza con la que habían actuado los dioses.

Deshonrado y avergonzado, Quetzalcóatl decidió irse para siempre, pero antes de partir vio que todos los árboles de cacao que con mucho cuidado y cariño los toltecas habían cultivado estaban totalmente secos, sin embargo, se dió cuenta que en la tierra habían quedado algunas semillas todavía fértiles. Quetzalcóatl las recogió y guardó.

Al llegar a Tabasco, las esparció en tierra fértil en donde se reprodujeron y ése es el cacao que podemos disfrutar hasta al día de hoy.